Crónica de un festival III

Fotograma de la cinta Post Tenebras Lux

Fotograma de la cinta Post Tenebras Lux

«Después de presenciar» la conferencia del día de la crítica en el Festival de Cine de La Habana, donde se abordó el tema de los documentales en la prensa, me fui al cine Riviera a jugármela con una ganadora en Cannes. ¿Por qué a jugármela? Porque las cintas premiadas en el festival francés suelen ser complicadas.

Después de Lucía ganó la sección Un certain regard. Película con las características del nuevo cine latinoamericano (pausada, con su discurso de denuncia en la punta de la bayoneta) que si no hubiese sido premiada en el Francia, su paso por La Habana no sería recordado.

Quizás la falta de verosimilitud sea el mayor problema de la obra, donde una adolescente sufre la humillación y el abuso de sus compañeros de clases a partir de una grabación comprometedora. ¿Y de dónde viene la falta de verosimilitud? Del guión, el cual tiene dos o tres cuñas que sostienen algunos giros poco creíbles. Pero hasta ahí mi ensañamiento. Uno siempre ve las manchas del sol.

A pesar del ritmo característico de este tipo de cine, la cinta se deja disfrutar. Nos sorprende con alguno de sus personajes y refleja (ese es su objetivo) hasta donde llega la crueldad de los jóvenes (que después serán adultos) y cómo las consecuencias son las que uno supone.

Me quedé en el Riviera para disfrutar de la última película del ciclo de Kenji Misumi: «Un cuento de fantasmas». El director japonés mezcla de forma increíble el melodrama con el terror, usando con gran maestría los recursos que posee. Nada de grandes escenarios ni espectaculares efectos especiales, sino una puesta en escena teatral que en determinados momentos le eriza a uno la piel, o al menos deja claro cómo un director debería aprovechar la técnica que tiene a mano a la hora de filmar.

El período Edo (1600-1868), los samuráis, la maldad y traición de esta época y la presencia al menos de un personaje con un código de ética inquebrantable, son constantes en las cintas de Misumi, bazas en las que se apoya para construir un Japón convulso.

Y para cerrar la noche, una película de Carlos Reygadas: «Post Tenebras Lux». Una vez más las mieles de Cannes y la reputación del director me llevaron al cine. No puedo hablar de decepción, sabía a qué me iba a enfrentar. Satisfacción es una palabra muy fuerte y nada tiene que ver con la sensación que me llenaba cuando abandoné el cine. Inferioridad ante la obra. Ese fue el primer sentimiento. Asombro por su espectacularidad. Y desasosiego por dudar de mis capacidades intelectuales para descifrar la obra. O quizás eso no sea importante, Reygadas debió pensar en golpear al espectador con un universo de sensaciones, y si después tenía fuerzas y deseos, si de veras no le bastaba, dejaba sobre la mesa un puzzle de quinientas mil piezas para armar.

Acerca de Javier Montenegro

Estudiante de periodismo
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3 respuestas a Crónica de un festival III

  1. amelia27 dijo:

    Te acompañé sin saberlo en cada una de estas películas. Pero, sin dudas, Post Tenebras Lux fue la más cautivadora. Creo que podrías llegar a convertirte en un buen crítico de cine.
    Hasta la próxima, vecino de la fabulosa Iglesia de Guanajay

  2. Entonces vistes buenas pelis :p
    Muchas gracias, ojalá se cumpla. Hasta la próxima ¿vecina?

  3. Pingback: Sinister, el fracaso del intergénero | Uno de Guanajay

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